Cuando Alfredo Zitarrosa murió en Montevideo, su amigo Juceca subió con él hasta los portones del Paraíso, por no dejarlo solo en esos trámites. Y cuando volvió, nos contó lo que había escuchado. San Pedro preguntó nombre, edad, oficio. - Cantor- dijo Alfredo. El portero quiso saber: cantor de qué. -Milongas- dijo Alfredo. San Pedro no conocía. Lo picó la curiosidad, y mandó: -Cante. Y Alfredo cantó. Una milonga, dos, cien. San Pedro quería que aquello no acabara nunca. La voz de Alfredo, que tanto había hecho vibrar los suelos, estaba haciendo vibrar los cielos. Entonces Dios, que andaba por ahí pastoreando nubes, paró la oreja. Y ésa fue la única vez que Dios no supo quién era Dios.
4 pensantes:
Alfredo Zitarrosa...
dios mio, lo escucho y se me pone la piel de gallina, un grande
gracias por tu homenaje Neron
beso grande
Ayer escuché a Alejandro del Prado hablando de él. Se quedó tan corto....
che, paren, aclaro que el texto noes mio eh, ojalá lo fuera, pero no. Es de Galeano, y acada vez que lo leo se me pianta una lagrimita.
Ay que lindo lo que posteaste, no se quien fue zitarrosa, pero por el texto de galeano, calculo que será un buen cantor de milongas, hermoso.
besote
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